El olivo, protagonista indiscutible de la agricultura mediterránea, tiene una larga historia que va
unida a la evolución de los hombres y de los cultivos que -como el trigo y la vid- han sido básicos
en la alimentación de los pueblos del Mediterráneo.
La importancia del aceite de oliva venía dada por sus muchas utilidades, ya que servía no solo como alimento,
sino que era un producto básico para la medicina tradicional, la higiene y la belleza. Se utilizaba como
combustible para la iluminación, como lubricante para las herramientas y los enseres del campo, como
impermeabilizante para las fibras textiles y, ademas, su comercio -especialmente por via marítima- tuvo
un papel predominante en el desarrolllo de la economía mediterránea.
De la importancia del aceite de oliva da asi mismo testimonio su sacralización. La primicia de la cosecha
se ofrecia a los dioses y la unción de los reyes se hacía con aceite de oliva.