COMO COGERLAS
Escribo desde la costa del Cantábrico, hace algún tiempo más nutrida de
conchas habitadas (no te quiero ni contar el ayer y el hoy de los
pedreros). Afortunadamente, lapas aun tenemos. Y también las comemos,
aunque no las mismas que tu describes.
Las que se cogen por estos lares son más pequeñas, tamaño moneda de 100 pts.
(de hecho, no cogemos los ejemplares más veteranos, pues suelen ser más duras).
La concha no es picuda, sino mas bien aplastada, casi plana en comparación
con las que tu describes. La base, lo que apoya en la roca, no es redondita y uniforme
(como creo que es esa variedad) sino estrellada.
Yo aconsejaría ir a cogerlas directamente. Yo sólo las he comprado una vez,
hace una semana, y más que nada porque me hizo gracia verlas en la
pescadería ( 600 pts./kilo), ya que aquí normalmente sólo las compran los
restaurantes.
Pues eso, que si estáis dispuestos a mojaros los pies y doblar el espinazo,
coger un cuchillo viejo (si sois novatos ni se os ocurra a navaja), unos
playeros viejos y dirigiros al pedrero más alejado de una ciudad, fábrica,
etc. que tengáis a mano.
La mejor época empieza ahora, con el frío (elegir una mañana que haya sido
precedida de una noche fría, pues con las heladas nocturnas la lapa está más
tierna). Lo mejor es ir a primera hora de la mañana, por supuesto con marea
baja.
Si tenéis donde elegir, coger las lapas que estén en paredes, y no en la
roca del suelo, pues estas últimas siempre tendrán más arena.
El despegarlas de la roca no requiere de ningún master, eso sí, más os vale
ser rápidos, vaqueros. Si pilláis al gasterópodo encuestión despistado,
podréis despegarlo con un dedo.
Ahora como se de cuenta de vuestras
intenciones y se ponga cabezón, más os vale pasar de él e intertar coger
por sorpresa al de al lado.
Un último consejo. Desechad aquellas que tengan la carne amarillenta, y
coged de las que la tengan más negra (de esto no sabría explicaros el por
qué, son de estas cosas que te dice tu padre desde pequeñita y que quedan
instauradas como norma, pero seguro que tiene una explicación: ¿la sabe
alguien?).
Cuando hayais acabado, y si a esas alturas aun sentís los pies, lavad las
lapas en el mismo agua de mar, cogiéndolas a puñados y frotandolas entre sí
con insistencia (el lavado es un poco pesado, y su duración es directamente
proporcional a la rabia que os dé encontrar arena en la comida).
¡¡¡¡Se me olvidaba lo más importante!!!! Y es un ruego.
Por favor: Sed respetuosos en el pedrero.
Si volteáis una roca, volved a dejarla como
estaba, en ella están las crías que cogeremos el próximo año. Nos lo
estamos cargando entre todos a pasos agigantados.
Sandra GS