- 1 capón de 1,5 kilos aproximadamente
- 12 clavos (especia llamada Eugenia caryophyllata)
- 5 manzanas reinetas bien hermosas
- 150 grs. de mantequilla
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- 1 vaso de vino blanco seco (un "Viña Paceta" de Bodegas Bilbaínas, o un Malvasía de Fariña en Toro, Zamora, le va
de muerte, pero no seré yo quien proscriba otras D.O.)
- 25 cls de miel de romero lo más líquida posible
- sal gorda
- pimienta negra recién molida
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Preparación
- En un mortero grande me machacáis los clavos bien
machacaditos, hecho lo cual me los mezcláis bien con 100 grs de
mantequilla fundida y con la miel. (Pero mezcladlo bien).
- Cortadme en daditos (una vez quitados el corazón y las
pepitas, pero no la piel) 3 manzanas reinetas. Ponedlas en un plato :
verted sobre ellas la mitad (máomeno) de la preparación anterior.
- Sodomizad al caponcillo con la mano, en orden a salpimentar sabia e
integralmente su interior. Hecho lo cual introduciréis por ese mismo
conducto las manzanas troceadas y bañadas en el menjunje descrito.
- Taponad el orificio cosiéndolo con un bramantito, con cuyo cabo podéis
seguir atándolo para que el bicho no se desmangarille durante la
coccién, ni se salga de sus entrañas la farsa (tan lascivamente
introducida).
- Terminada la costura, embadurnadme el exterior del bicho con
el resto del bálsamo de Fierabrás (me refiero a la
mantequilla/miel/clavos majados). Me lo envolvéis en papel de aluminio
y lo metéis en la neverita hasta el día siguiente.
- Llegado el cual, le quitaréis el papel de plata y lo pondréis
sobre una fuentecita de pyrex apta para el horno.
- El cual horno habréis precalentado a 200 grados (nivel 7, creo
que será la correspondencia con los que no aman a Celsius). Metéis la
fuente en el medio, y lo dejáis torrarse cosa de dos horitas.
- Vigilad a partir de la hora y media, aunque con los ojos y con la nariz, y NO
METIENDO EN EL CADÁVER NINGUNA AGUJITA, NI PINCHITO, que lo estropea.
- Mientras tanto, los 50 grs. de mantequilla que nos quedaban
los habremos puesto en una sartén honda, y en ella saltearemos las dos
manzanas reinetas, que habremos troceado en cuatro cachos (previa
extracción del corazén y de las pepitas, pero no de la piel).
- Cuando el capón esté a punto, verteremos sobre él el vaso de
vino (para disolver la caramelización que se haya adherido a su
exterior). Salpimentaremos con parquedad y ....
- ¡Serviremos! El capón en seco (máomeno) y a su lado, y como
guarnición, las manzanas salteadas, recubiertas del líquido que
hayamos obtenido de la "descaramelización".
Hasta aquí, la ortodoxia. ¿Que queréis adjuntar unas patatitas
francesas, salteadas con mantequilla y rociadas de hierbas de
Provenza? Pues mira qué bien. ¿Que queréis ofrecer un puré de patata,
cargadito de pimienta, como anexo vehicular? Pues oye, mira tú. ¿Que
lo que deseáis es adicionar un puré de manzana como el que hacían
nuestras abuelas -esto es, añadiéndole, además del clavo, un poquito
de canela en polvo?.
NOTA : Si no dispones de capón (y no estás dispuesto/a a capar
tú mismo/a un pollito y a cebarle durante un año) puedes oficiar esta
receta con un pollo hermoso o con un pavo que no sea muy grande.
De hacerse tal sustitución, será ¡por huebos! (y antes de
columpiarse al reconvenirme, recomiendo mirar el DRAE)
Receta Guillermo del newsgroup es.charla.gastronomia
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