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Provienen de un árbol tropical
de la familia de la ruda, pariente del limonero y oriundo del sureste
asiático (sur de la India y Sri Lanka). Las hojas al machacarlas
o frotarlas desprenden un aroma que recuerda al curry. La hoja del curry
puede conseguirse fresca o seca, siendo preferibles las hojas frescas.
Artículo de Miguel A. Román
Es un árbol, Chalcas koenigii, una rutácea originaria de
la India y Sri Lanka (Ceylan) cuyas hojas frescas son enormemente fragantes
y entran a formar parte de muchas de las recetas tradicionales de aquellas
regiones. Estas hojas se utilizan frescas o bien se fríen o tuestan
para liberar más aún su aroma antes de entrar a los platos
a los que proporciona un aroma muy particular y un tono de sabor ligeramente
picante y que encandiló a los británicos imperiales.
Pero para desgracia de éstos y de la muy rentable Compañía
de las Indias
Orientales, este aroma reside en extremadamente volátiles y degradables
alcoholes
que hacen que pierda su poder a las 48-72 horas de ser separadas del tallo
nutricio,
y no valen aquí procesos de desecado o envasado. Así que
-en una indebida
generalización que ha trascendido entre los occidentales- los ingleses
llamaron
"polvo de curry" a toda otra serie de mezclas de especias tradicionales
en la cocina
indostaní, ninguna de las cuales un indú residente conoce
por ese nombre (y muy
pocas de las cuales contienen las citadas hojas en su composición)
sino por nombres
como "garam massala" o "sambhar podi".
Las técnicas y los transportes de hoy probablemente permitan
que lleguen
hasta nuestros meridianos hojas frescas refrigeradas, aunque supongo
un precio
infamante. Es posible que nuestro amigo Olivier las encuentre en el
entorno
parisino, pues la Isla de Reunión es uno de los pocos lugares
donde ha logrado
aclimatarse. Hace algunos años tuve amistad con un indio residente
en Canarias (la
colonia india aquí cuenta millares de indivíduos) y, excepcionalmente,
me
proporcionó una ramita (es una hoja compuesta) recien traida
de Delhi (la vieja, no
la nueva) con el consejo de la congelara (así dura varias semanas).
De los cuatro o
cinco usos a los que la dediqué recuerdo entusiasmado un cocinado
de lentejas sin
más añadido que tres de aquellas hojuelas.
Un amigo
Miguel A. Román
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